Radio América. La tercera encíclica de Francisco «Fratelli Tutti» (Hermanos todos) que se publicó hoy es la respuesta que ofrece el papa para construir «un mundo más justo» y recoge el legado del mensaje del papa en estos siete años de pontificado.
El cardenal hondureño, Óscar Andrés Rodríguez, al igual que el pontífice reflexionó sobre la fragilidad de los sistemas mundiales frente a la pandemia y en especial a la política anémica que vive Honduras en la actualidad.
“No podemos ser simples acompañantes de la post pandemia sino más bien buenos gestores”, expresó el líder de la iglesia católica este domingo desde la Basílica de Suyapa en Tegucigalpa.
En ese sentido recomendó dos de los puntos de la encíclica a los funcionarios hondureños en el capítulo quinto llamado “mejor política”.
El prelado señaló que desde hace semanas en Honduras se viene dando muestra como si el principal problema fuera una ley “que nunca la quieren aprobar” en intenciones de supuestamente “seguir en lo mismo”.
El papa hablando de una “mejor política” señala en el escrito que el político debe ser un hacedor que construye con grandes objetivos de mirada amplia y realidad pragmática “más allá de su propio país”.
“Las mayores angustias de un político no deberían ser las causadas por una caída en las encuestas, sino, por no resolver efectivamente el fenómeno de la exclusión social y económica”, apuntó el cardenal.
Cuestionó que exista una triste hipocresía cuando la impunidad del delito y del uso de las instituciones para el provecho personal no logran ser desterradas y se unen más bien a una permanente descalificación de todo.
Indicó que la constante siembra de sospecha hace conducir a la desconfianza y perplejidad. “Eso no alienta un espíritu de solidaridad y generosidad”.
El líder católico señaló que hundir a un pueblo en el desaliento es el cierre de un círculo perverso.
“Así obra la dictadura invisible de los verdaderos intereses ocultos que se adueñaron de los recursos y de la capacidad de opinar y de pensar”, dijo.
De esa forma recordó a toda la clase política penetrar en la riqueza de la encíclica y ponerla en práctica.
“También nuestra Honduras tiene futuro y como una viña del Señor estamos llamados a producir frutos, no frutos de indiferencia, ahí que vean los políticos… no podemos seguir en lo mismo”, concluyó.
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