Miles de personas gritan mientras una caravana de camellos decorados con detalles multicolores se aproxima a un terreno para pelear, un deporte que está oficialmente prohibido en Pakistán pero aún es sumamente popular.
La multitud grita a todo pulmón al ruido de los tambores dhol y se aproximan de los camellos mientras crece la ansiedad por los combates, que forman parte de un festival en la ciudad de Layyah.
Antes del inicio de los combates, los camellos son despojados de las campanas y los decorados.
Los enormes animales luchan con sus cuellos y mordidas mientras tratan de derribar a sus adversarios. En la tentativa, se escuchan los rugidos de dolor.
«Esta es una feria cultural y las personas vienen con toda su pasión», dijo a la AFP un espectador que se identificó como Atiq ur Rehman.
Eventualmente, los árbitros declaran el ganador en uno de los combates, y de inmediato los espectadores rodean al animal vencedor festejando la victoria.
El dueño del camello monta orgullosamente sobre el animal, saboreando su momento de gloria pero también el jugoso premio de unas 100.000 rupias (unos 715 dólares).
Heridas sin tratamiento
El país tiene una tradición de combates de osos, gallos y perros.
De acuerdo con este experto, los camellos heridos en esos combates nunca reciben tratamiento.
«Los aldeanos utilizan remedios locales para tratar heridas. Es muy cruel», explicó.
Pero los entusiastas ignoran las críticas, afirmando que las peleas de camellos son una tradición en la región de Punjab.
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