Culpar de la violencia doméstica al consumo irresponsable de alcohol es «preocupante», porque «invisibiliza» las «verdaderas causas» del problema y deja de lado la responsabilidad de enfrentarlas, afirma Sandra Elizabeth Luna, presidenta saliente de la Sociedad Interamericana de PsicologÃa.
«No se puede responsabilizar a una botella de alcohol, echarle la culpa a un único factor, cuando es una violencia estructural arraigada en el tiempo y en la cultura», subraya la psicóloga guatemalteca sobre Gobiernos e instituciones en América Latina que han adoptado la postura de «echarle la culpa a otro».
Miembro del grupo de violencia, prevención y resiliencia de la asociación y especialista en violencia intrafamiliar, Luna habla en una entrevista con Efe de cómo la cuarenta por el COVID-19 en América Latina ha visibilizado un problema cuyas raÃces están en la «cultura patriarcal» de la región.
«La violencia está en un cÃrculo y es difÃcil de romper», sobre todo en una región donde hay algunos paÃses que ratifican tratados y convenios o promulgan leyes contra la violencia de género e intrafamiliar y luego no los hacen cumplir y otros carecen de polÃticas públicas para enfrentar el problema, indica.
La especialista guatemalteca explicó cómo al principio de la pandemia hubo una disminución de las denuncias por violencia intrafamiliar.
Eso hizo que las instancias que se ocupan de eso se dieran cuenta de que obedecÃa a que los maltratadores y sus vÃctimas estaban «24 sobre 24 horas» juntos en sus casas y asà no habÃa posibilidad de denunciar.
Luna dice que es difÃcil decir a ciencia cierta cuánto ha aumentado la violencia doméstica en América Latina en medio del confinamiento, pero hay algunos datos que dan una idea.
La Organización Mundial de la Salud alertó que la violencia contra las mujeres se incrementó un 60 % en todo el mundo durante las cuarentenas.
Luna señala que la situación de incertidumbre creada por la COVID-19 y el consiguiente enclaustramiento para evitar el contagio ha generado solo «emociones negativas: enojo, irritabilidad, ira, frustración, desesperación» y eso puede provocar estallidos violentos.
Pero eso por si solo, como ocurre con el alcohol o a las enfermedades mentales, no sirve para explicar la violencia intrafamiliar o contra las mujeres, dice Luna. EFE
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