-Tras siete años de su muerte, en 2016, el cantautor Guillermo Anderson vive entre los hondureños a través de su legado musical, con temas que le cantan a la naturaleza, al amor y a su paÃs.
«Siento que hemos tenido la suerte de que su legado musical quedó grabado en tantos lugares, que constantemente surge Guillermo y su música por ahÃ. A menudo recibo videos que me mandan niños pequeños cantando ‘La rana feliz'», dijo a EFE la esposa del artista, Lastenia Godoy, en su casa, en la ciudad de La Ceiba, en el Caribe de Honduras.
Agregó que «hay muchas instituciones que de manera constante también cantan, tocan y comparten su música, y eso personalmente me sirve de mucho consuelo porque sé que es lo que él hubiera querido, seguir presente a través de su música».

El autor de «En mi paÃs», «Pobre marinero», «Aves», «Agua» y «Cortaron el árbol», nació el 26 de febrero de 1962 y murió el 6 de agosto de 2016 a causa de un cáncer de tiroides que le descubrieron en 2015.
Su presencia es palpable en su casa y su paÃs
La casa de Guillermo atesora múltiples recuerdos suyos como guitarras, maracas, un piano, libros, pinturas, veleros pequeños, fotografÃas individuales y familiares, copias de los discos que grabó y muchos otros objetos que hacen que el visitante sienta que él sigue ahà produciendo y cantando.
«Siete años a veces suenan muy largo y parece que fue hace mucho tiempo que Guillermo ya no está, pero hay otros dÃas que parece que fue ayer. Su presencia, sobre todo en esta casa, es tan palpable que a veces nos parece a mà y a las hijas que cualquier momento va a aparecer por esa puerta», subrayó Lastenia mientras mostraba la herencia del mejor cantautor hondureño en los últimos 50 años.
Guillermo Anderson vive todos los dÃas en su paÃs con su música que se escucha en escuelas, colegios, foros sobre la naturaleza y el cambio climático; plazas públicas, restaurantes, niños jugando en la playa, pescadores en el viejo muelle de La Ceiba y en un gran mural que le han pintado en una zona céntrica de su ciudad.

Su música, la que además llevó por varios paÃses de América, Europa y Asia, también sigue sonando en muchos hogares de distintas generaciones de hondureños que han ido heredando el legado de Guillermo a los suyos.
«De alguna manera siempre está Guillermo a través de los recuerdos, de sus objetos queridos que siguen viviendo aquà con nosotros, pero sobre todo a través de su música. Para nosotros como familia, para mÃ, sus hermanos y para sus hijas Emilia, RocÃo y Marianela el hablar de Guillermo es continuo», recuerda la esposa del artista, maestra de matemáticas.
Fuera del hogar, no hay conversación en la que no falte alguien que recuerde alguna anécdota, cite alguna de sus canciones y resalte la calidad artÃstica y humana de Guillermo, quien además dejó varias obra inéditas.
Él también le escribió y cantó a los migrantes de su paÃs, a la gastronomÃa, a su natal La Ceiba, a los afrodescendientes, a una «Cipota (niña) de barrio» que es «reina de la lluvia» y de quien «en reposterÃa no existen mejores pasteles de tierra», y a la sufrida «MarÃa Dolores», a quien le dice: «como recuerdo tu pelo negro, tu carita canela, qué bonita era tu letra, la mejor de la escuela».
«En mi paÃs», un himno para los hondureños
Guillermo estudió literatura latinoamericana, teatro y música en California, Estados Unidos, de donde regresó a finales de 1987.
En ese ir y venir entre Honduras y Estados Unidos, por sus estudios, escribió la canción «En mi paÃs», que sus compatriotas han abrazado como un himno.
Lastenia recordó que en esa canción, que Guillermo la tenÃa lista en 1988, él quiso «hablar de Honduras, sin mencionar a Honduras», y decÃa que «cualquiera que conoce nuestro paÃs ve a Honduras descrita de una manera bella, triste y un poco dolorosa, pero llena de esperanza».
Para la canción «En mi paÃs», su esposa señaló que a Guillermo le costó mucho escoger los versos, porque eran muchos los que le habÃa escrito a Honduras.
Al final, en ese «trabajo largo de carpinterÃa que decÃa él que eran sus canciones, seleccionó los versos que le parecieron más adecuados para lo que él querÃa cantarle a Honduras, y contaba él que cuando terminó esa canción, cuando dijo asà se va, se puso a llorar». EFE
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